Ahora que en España lamentamos amargamente los gastos inútiles realizados durante los años de bonanza económica en infraestructuras ruinosas me he encontrado con la asombrosa historia del que probablemente sea el mayor aeropuerto fantasma del Mundo: el de Montreal Mirabel.
Y es que, por mucho que hoy en España nos sintamos indignados con la situación de aeropuertos regionales sin pasajeros como los de Ciudad Real o Castellón, las más optimistas de sus previsiones quedarían en nada si las comparásemos con las cifras que manejaba el aeropuerto de Mirabel en 1975, fecha en que fue abierto al tráfico. A día de hoy, lo único que los tres aeródromos citados tienen en común es que ninguno de ellos recibe tráfico de pasajeros.
La historia del aeropuerto de Montreal Mirabel es la mejor representación de cómo la burbuja urbana de Montreal estalló en los años 70 y 80, en una sucesión de acontecimientos que empieza a resultarnos familiar a los españoles: Una ciudad que vivió un gran auge económico durante los años 60 y acogió grandes eventos internacionales como la Exposición Mundial de 1967 o los Juegos Olímpicos de 1976, para la que el mastodóntico aeropuerto tenía que ser la guinda del pastel de su consolidación como urbe de referencia en América del Norte.
Pero la Montreal de 1975 no triplicó su población en los siguientes 25 años, como se esperaba; sus residentes han estado pagando las deudas causadas por la organización de los Juegos Olímpicos de 1976 hasta el siglo XXI y ha sucumbido en la pugna como capital económica de Canadá ante la pujanza de Toronto.
En ese contexto, una combinación de graves errores de cálculo, decisiones políticas y de gestión desastrosas, el auge de una ciudad rival y los efectos negativos del desarrollo tecnológico en la aviación acabaron convirtiendo el proyecto de Montreal Mirabel, que iba a ser el mayor aeropuerto del mundo por superficie proyectada, en lo que se llama un elefante blanco: un proyecto que genera muchos más gastos de mantenimiento que beneficios.
Un proyecto desastroso que se resume perfectamente en la declaración de un periodista local en este artículo del New York Times: «Pensábamos que Mirabel era la puerta al futuro, cuando era realmente la rampa de salida».
Mirabel: Un aeropuerto mayor que la ciudad de Montreal
El aeropuerto de Montreal Mirabel fue proyectado en los años 60, en una época de bonanza económica para el área urbana de Montreal. Eran buenos tiempos para el aeropuerto local. La ciudad había adquirido relevancia internacional con la Expo 67 y el gobierno federal de Canadá exigía que Montreal fuera el único destino al que volaran las aerolíneas europeas en una época en la que la baja autonomía de combustible de los aviones facilitaba que los hubs para los vuelos trasatlánticos en América del Norte estuvieran ubicados lo más al este posible.
El crecimiento de pasajeros en el aeropuerto de Dorval (que hoy se mantiene como aeropuerto internacional de la ciudad con el nombre de Montreal Pierre Elliot Trudeau) era en aquella época de entre un 15 y un 20 por ciento anual y se pensó que había que construir un aeropuerto nuevo para garantizar que absorbiera el tráfico hasta bien entrado el siglo XXI.
El proyecto del aeropuerto de Montreal Mirabel se hizo a lo grande y fue planificado para ocupar una superficie de más de 39.600 hectáreas/396 kilómetros cuadrados (para hacernos una idea, el aeropuerto Charles de Gaulle de París ocupa sólo 3.200 hectáreas/32 kilómetros cuadrados), la mayor parte expropiada a granjeros locales con fuerte oposición de éstos. Curiosamente, la superficie total de la ciudad de Montreal es de apenas 36.500 hectáreas/365 kilómetros cuadrados, lo que hizo que el proyecto del aeropuerto de Mirabel ocupara una extensión mayor que la ciudad a la que debía servir, Montreal.
El plan del aeropuerto Montreal Mirabel era construir seis pistas y seis terminales en sucesivas ampliaciones que se llevarían a cabo hasta el año 2025 y dejaría a Mirabel preparado para recibir a 40 millones de pasajeros al año. Sin embargo, en el mejor de sus años como aeropuerto internacional de Montreal no consiguió pasar de los 3 millones de viajeros.
El coste de construcción del aeropuerto de Mirabel, inaugurado en 1975, se elevó a una cifra cercana a los 500 millones de dólares canadienses de la época.
Decisiones estúpidas e interferencias políticas
El nuevo y gran aeropuerto Montreal Mirabel funcionó a pleno rendimiento durante los Juegos Olímpicos de 1976. Para facilitar el periodo de transición, se decidió que los vuelos internacionales llegaran únicamente a Mirabel y los procedentes de Canadá y Estados Unidos lo siguieran haciendo en el antiguo aeropuerto de Dorval. Fue el primer gran problema, ya que impedía que los viajeros procedentes del extranjero pudieran utilizar Montreal como hub para conectar con otros vuelos internos.
Las comunicaciones entre el aeropuerto de Mirabel y el de Dorval no eran ni siquiera decentes. Había un proyecto para prolongar una autopista que conectara ambos aeropuertos, pero el gobierno provincial de Quebec -que no había recibido con buenos ojos la decisión de ubicar el aeropuerto tan cerca de la frontera con la provincia anglófona de Ontario y prefería una ubicación al este de la ciudad- nunca lo llevó a cabo. La comunicación del aeropuerto Montreal Mirabel con el centro de la ciudad también era mala. A más de 50 kilómetros de distancia, se había proyectado la construcción de un ferrocarril de alta velocidad que llegara hasta el nuevo aeropuerto, pero nunca se llevó a cabo.
El aeropuerto Montreal Mirabel no acababa de gustar a los pasajeros, que lo veían demasiado lejano, y para las aerolíneas, que se enfrentaron a la dificultad de recorrer decenas de kilómetros para las conexiones con vuelos entre Europa y Norteamérica. Para evitar que el nuevo aeropuerto de Mirabel fuera rechazado, se prohibió la llegada de vuelos internacionales al aeropuerto de Dorval a partir de 1975, una norma que estuvo vigente durante 22 años, tiempo más que suficiente para acabar con cualquier posibilidad de convertir a Montreal en un hub aéreo importante en América del Norte.
Los tiempos cambian y la tecnología también
Se había elegido una ubicación tan alejada del centro de la ciudad por las quejas de los residentes en las proximidades del anterior aeropuerto y también contando con las molestias que pudieran originar los aterrizajes de aviones ruidosos como el 707 o una hipotética ruta de Concorde.
Pero nadie había contado con el desarrollo de la tecnología. Lejos del Concorde, los aviones que empezaron a servir vuelos los internacionales a Montreal fueron los 747, mucho menos molestos para los habitantes de las zonas cercanas al antiguo aeropuerto. Esto hizo que los planes iniciales para cerrarlo fueran descartados y permitió recuperarlo como alternativa en el futuro.
Al mismo tiempo, la mayor autonomía de combustible de los nuevos aviones empezó a permitir que los vuelos hacia el Oeste de Canadá no tuvieran que repostar necesariamente en Montreal.
También se permitió a las aerolíneas europeas volar directamente a otros aeropuertos canadienses y muchas de ellas decidieron cambiar Montreal por Toronto como destino principal dadas las difíciles conexiones con los vuelos internos y el crecimiento económico y poblacional de ésta a costa del declive de Montreal.
La convivencia de dos aeropuertos en Montreal fue desastrosa para el tráfico aéreo de la ciudad. Pronto perdió el primer lugar entre los aeropuertos canadienses por número de pasajeros en beneficio de Toronto y, posteriormente, el aeropuerto de Montreal Trudeau (el antiguo Dorval) perdió también la segunda plaza de la clasificación en beneficio de Vancouver.
La disminución del tráfico de pasajeros hizo que el aeropuerto de Dorval -que se pensaba que llegaría al límite de su capacidad en 1985- volviera a ser una opción muy atractiva. Situado a poco más de media hora de la ciudad, bien comunicado con el centro y con la evolución de los aviones atenuando el problema de la contaminación acústica, fue ganándose el favor popular para volver a ser el aeropuerto internacional de Montreal.
Finalmente, en 1997 las autoridades aeroportuarias autorizaron el retorno de los vuelos internacionales al aeropuerto rebautizado con el nombre del antiguo primer ministro canadiense Pierre Elliot Trudeau y, poco a poco, la mayor parte de las aerolíneas internacionales fue regresando a éste aeropuerto y abandonando el aeropuerto de Mirabel. En octubre de 2004 partió el último vuelo de pasajeros desde el aeropuerto Montreal Mirabel.
El aeropuerto Montreal Trudeau fue ampliado a principios del siglo XXI para alcanzar una capacidad de 20 millones de pasajeros. En el año 2012 no llegó a los 14 millones.
Lo que queda del aeropuerto de Montreal Mirabel
Montreal Mirabel se mantiene hoy como aeropuerto dedicado a transporte de carga y para servicio médico. La terminal de pasajeros está cerrada desde el año 2004, así como los hoteles y otros negocios que surgieron en la zona con la construcción del nuevo aeropuerto.
Parte de las decenas de miles de hectáreas expropiadas a pequeños propietarios locales por el gobierno para la construcción del aeropuerto Montreal Mirabel fueron devueltas por el gobierno canadiense a sus propietarios originales, habiéndose disculpado por ello.
Uno de los hangares de Mirabel está siendo utilizado por el fabricante Bombardier para ensamblar un modelo de avión para el servicio regional de viajeros y parte de su pista de aterrizaje está siendo utilizada como circuito para carreras automovilísticas.
El edificio de la terminal de viajeros del aeropuerto de Mirabel está abandonado, aunque se utiliza ocasionalmente para rodajes de películas y videoclips. La mayor parte de la película La terminal, protagonizada por Tom Hanks, fue rodada en este aeropuerto.
El hotel vecino al aeropuerto está cerrado al público y en estado de abandono. Algunos edificios administrativos de la zona también han sido abandonados. Las carreteras de acceso no reciben casi tráfico y los aparcamientos del mismo están absolutamente vacíos.
El estado de abandono de buena parte del aeropuerto Montreal Mirabel se puede contemplar en las fotografías de medios y blogueros que se acercan hasta allí para documentar la decadencia del mismo. Tres buenos ejemplos de ello los tenemos en este blog, en este especial fotográfico del portal de Radio Canada (radiotelevisión pública canadiense) y en el siguiente vídeo:
A día de hoy, no hay planes de recuperación para el aeropuerto de Montreal Mirabel. Se ha barajado un proyecto para crear un parque acuático y de ocio en los terrenos del aeropuerto, pero aún hoy no hay nada en firme sobre la mesa.
Un aeropuerto fantasma que, curiosamente está ubicado en la misma ciudad que sirve como sede a la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA)
una de las ciudades más bellas que he conocido es sin duda Montreal, hermosa, limpia, distancias un poco largas pero es un ensueño vivir ahi
Un aeropuerto muy alejado de la ciudad, pero muy tranquilo,creo que es la causa por l que muchos prefieren llegar a Dorvel.