No siempre se pueden hacer los viajes que uno le gustaría. A veces fallan el tiempo, el dinero y -con demasiada frecuencia- las dos cosas. Así nos ha ocurrido a nosotros ahora con un viaje a la localidad de Churchill, al norte de la provincia canadiense de Manitoba, para ver a los osos polares en Canadá en su hábitat natural. Sin embargo, recopilamos tanta información para prepararlo que sería una pena no enseñaros esta apasionante posibilidad.
Ir en busca de los osos polares en Canadá es un viaje fascinante que todos los relatos de viajeros que hemos leído coinciden en definir como una experiencia «de las que se vive sólo una vez en la vida». Recorrer los miles de kilómetros que separan la remota y aislada Churchill de las grandes ciudades de Norteamérica, encontrarse con la diminuta localidad subártica en la costa de la Bahía de Hudson y, sobre todo, adentrarse en la tundra para poder ver con nuestros propios ojos osos polares en libertad y en su hábitat natural.
Churchill- que se autodenomina como la «capital mundial de los osos polares»– es una remota y diminuta localidad del norte de la provincia canadiense de Manitoba, situada en la costa de la Bahía de Hudson a aproximadamente unos 1.700 kilómetros al norte de Winnipeg, la capital de la región. No dispone de carreteras que conecten la comunidad con el resto del país y sólo se puede llegar a ella por vía aérea o con la línea de tren que atraviesa la provincia de norte a sur y que concluye su recorrido en esta localidad.
Sin embargo, Churchill es un punto de referencia excepcional para los viajeros amantes de la naturaleza. En verano, por ser uno de los mejores lugares para avistar ballenas beluga y, sobre todo, por la temporada de avistamiento de osos polares de mediados de otoño, en la que centenares de viajeros llegados de todas partes del mundo recorren miles de kilómetros para poder contemplar de cerca a los osos polares que escogen esta época para emigrar desde tierra adentro hasta la Bahía de Hudson en busca de focas, su principal alimento.
Así, desde comienzos de octubre a mediados de noviembre, Churchill es el mejor lugar vara ver osos polares en Canadá en libertad se convierte en una cita muy atractiva para los amantes de las grandes experiencias naturales.
Llegar y alojarse en Churchill
Llegar a Churchill para ver los osos polares en Canadá no supone un viaje sencillo ni económico, aunque el tiempo y la comodidad dependerá en buena medida de nuestro presupuesto. Hay tours organizados desde diferentes ciudades de Canadá que nos permiten vivir la experiencia de un modo muy cómodo, pero con un coste elevadísimo. Algunos de los que hemos encontrado, de corta duración y salida desde ciudades como Calgary o Toronto, podían reservarse desde 3.000 dólares canadienses por un par de días de estancia, con todo incluído. El coste podía dispararse hasta los 5.000 ó 6.000 dólares si nos alojábamos más tiempo en las caravanas de la tundra o incluíamos alguna actividad extra. Los testimonios de estos viajes hablan de experiencias irrepetibles, pero hay que reconocer que no está al alcance de todos los bolsillos.
Para quien quiera ir a ver los osos polares en Canadá de forma más independiente, Winnipeg es el punto de partida obligatorio. Desde allí, tenemos varias opciones: Podemos ir directamente en avión hasta Churchill -alrededor de 1.000 dólares ida y vuelta-, podemos tomar el tren hasta Churchill -alrededor de 2 días de viaje si el tiempo acompaña y unos 300 dólares ida y vuelta en la clase económica-, o podemos dirigirnos en autobús hasta Thompson y allí coger el tren – más o menos el mismo precio, pero algo menos de tiempo y con una parada intermedia-.
Desde Thompson, la única manera de llegar por tierra a varias de las comunidades y localidades de la zona es por tren, con lo que en el vagón nos encontraremos con habitantes de la región en lo que constituye casi todo un evento social.
Pese al interés para el turismo de naturaleza y ser un lugar privilegiado para ver osos polares en Canadá, Churchill no es una localidad con una amplia oferta hotelera, por lo que es necesario reservar con cierta antelación en la temporada de osos polares y los precios no son especialmente económicos. Aquí hay algunas sugerencias.
No salgas al encuentro de los osos
Pero, en realidad, llegar a Churchill no nos garantiza nada más que poder decir que hemos llegado a la Bahía de Hudson. Podremos ver cómo es una típica población de la zona subártica de Canadá, visitar el museo esquimal, acercarnos al centro donde se retiene a los osos polares que se acercan demasiado a la población (conocida como «la cárcel de osos polares») y escucharlos al otro lado de la pared o, si tenemos suerte, podremos ver a algún helicóptero transportando alguno de estos enormes animales de vuelta a su hábitat natural. Pero nada más.
Intentar lanzarnos a la tundra por nuestra cuenta para ver a los osos polares es tremendamente arriesgado. Son animales inmensos y, especialmente si tenemos la mala suerte de encontrárnoslos en el verano -la época en la que más escasea su alimento- los osos polares en Canadá son extremadamente peligrosos. Es más, en ocasiones no hace falta ni siquiera salir a la tundra para encontrarse con ellos, ya que alguno más atrevido se acerca en ocasiones al pueblo a ver qué puede encontrar en la basura.
En Churchill, eso sí, están preparados para estas visitas. En historias de viajeros hemos leído que los habitantes de la ciudad no cierran sus coches ni sus casas para que si algún transeúnte tiene la mala suerte de encontrarse en las calles con algún oso aventurero pueda tener un sitio donde refugiarse. Incluso, en algunas zonas de la ciudad hay instaladas trampas para osos en forma de enormes rodillos. Cuando alguien ve un oso polar merodeando por la ciudad puede llamar a un número específico de emergencia para que lo capturen y lo lleven durante algún tiempo a la «cárcel» donde se les retiene evitando cualquier contacto humano y se les transporta posteriormente en helicóptero lo más lejos posible de la ciudad.
El Tundra Buggy
El Tundra Buggy es el vehículo que la mayoría de visitantes escogen para salir al encuentro de los osos polares en la tundra. Se trata de un enorme vehículo, mezcla de autobús y todoterreno, con capacidad para moverse bien por los terrenos nevados de la tundra. Normalmente recorre la zona durante el día buscando osos que avistar y encontrándose en el camino también alguna otra especies local como los zorros árticos.
Un visitante independiente comentaba en un foro de Internet que, si uno es sociable, siempre puede intentar conseguir que algún habitante del pueblo le dé una vuelta por los alrededores en su coche con la esperanza de encontrarse algún oso, pero el Tundra Buggy es, por duración y recorrido, la mejor forma de verlos. Sin embargo, también es la más cara y no es fácil reservarla con antelación si viajamos independientemente, ya que muchas salidas están reservadas para los tours organizados. Recomiendan escribir a la compañía para que ofrezca fechas disponibles para viajeros independientes. En 2012 el precio por una excursión de un día era de 400 dólares, pero sin duda es la mejor forma de ver a los osos polares en Canadá.
Para quien quiera la experiencia completa, aunque aún más cara, queda la posibilidad de dormir en una de las llamadas Tundra Lodge, caravanas especiales instaladas en la tundra donde los visitantes se alojan con todos los servicios de un pequeño albergue en mitad del campo.
Gracias a Internet puedo repasar muchas historias y fotografías de personas que han realizado este viaje para ver en su hábitat natural a los osos polares en Canadá. Algunas de mis fuentes de referencia principales han sido este completísimo post en el forum de Lonely Planet o las referencias de viajeros en Trip Advisor, aparte de algunos blogs que me han ido apareciendo por el camino como la serie de artículos de My Travel Tales.
Especialmente interesante, si tenéis 15 minutos para verlo, es este reportaje de la CBC- la televisión pública canadiense- del año 1981, en el que cuenta los orígenes de este turismo de naturaleza y como los osos polares pasaron de ser un problema para la ciudad de Churchill a ser su principal fuente de ingresos.
Por nuestra parte, desgraciadamente, este viaje para ver a los osos polares en Canadá se nos quedará en la lista de trayectos por recorrer. Nuestras estimaciones no son demasiado diferentes de las que publicaba un viajero independiente en un foro de viajes que calculaba que un viaje de unos 5 días podías salir por unos 1.300 dólares canadienses desde Winnipeg, incluyendo transporte económico, alojamiento, manutención y excursiones. Probablemente, menos días de estancia en la localidad reducirían el precio, pero por menos de 1.000 dólares es imposible tener un viaje independiente a Churchill y un tour para ver los osos más o menos aceptable.
Mientras tanto, sólo nos queda deleitarnos con los vídeos que nos llegan del lugar.
Hola Rubén!!
Vaya, mis dientes se quedan aún más largos que antes. Es algo que tengo que hacer pero es sumamente caro. Me parece una pasada que cobren 400€ por una excursión de un día que lo mismo te cae una tormenta o lo que sea y no veas nada de nada. Es una pena que sitios maravillosos como este sean exclusivos para ricos. Creo que todos tenemos derecho a ver esta maravilla de la Naturaleza.
Habrá que ir haciendo una hucha. Mi opción sería la de ir en tren… pero si ya es caro de por sí ir a Canadá, incluir esto puede ser multiplicar el presupuesto.
Aún así seguro que cuando se ve la carita de un oso polar se da todo por bien empleado.
Espero algún día tú también puedas llevarlo a cabo. Disfruta de tu experiencia canadiense, viajero!
Un abrazo,
Sele