Una vez completado el gran viaje en tren de Vancouver a Toronto en The Canadian -cuatro noches y tres días-, mis amigos y conocidos me van haciendo preguntas sobre el viaje en general y algunas cosas más concretas del tren. Las dudas más generales son buenos consejos para viajar en tren por Canadá. Algunas de las más frecuentes son:
– ¿No es cansado un viaje de cuatro noches en tren?
Evidentemente que es cansado, pero es algo con lo que ya cuentas a la hora de emprender el viaje. Si no te gustan los viajes largos en tren, mejor desplázate en avión. No obstante, el cansancio del viaje cambia mucho si se viaja en el vagón de clase económica que en las literas o las camas. En mi caso, por ejemplo, tuve dos asientos para mí solo durante todo el viaje y los responsables del tren nos juntaron en Vancouver a los que hacíamos todo el recorrido en un mismo vagón para que tuviéramos más espacio y comodidad. Pero reconozco que si el tren fuera lleno y tuviera que dormir en un solo asiento, hubiera sido mucho más incómodo.
– El viaje está muy bien, pero sale caro.
El viaje sale bastante más caro que el avión si el billete se compra al precio habitual o en las oficinas de venta. El precio de un billete normal en clase económica Vancouver-Toronto en el mes de marzo comprado por los cauces habituales es de cerca de 500 dólares canadienses, cuando el precio de un billete de avión para el mismo trayecto es de aproximadamente la mitad.
Sin embargo, para los viajeros que tengan flexibilidad a la hora de escoger las fechas, la página web de ViaRail Canada tiene en algunas épocas del año una sección con ofertas especiales de última hora tanto para el recorrido completo como para otros parciales con descuentos de hasta el 70%. En mi caso, el billete para la ruta Vancouver-Toronto salió por apenas 200 dólares.
Si hubiera querido, incluso, un espacio en una litera con todas las comidas incluidas, la diferencia hubiera sido de poco más de 100 dólares. En mi caso, buscaba la aventura, pero lo recomiendo para las personas que quieran algo más de comodidad.
Teniendo en cuenta que el viaje en tren cubre cuatro noches, para un viajero sin residencia en Canadá hacer el trayecto supone poder prescindir de pagar cuatro noches de hotel.
– ¿No te aburres?
Pues sí, la verdad. En cuatro días encerrado en el tren es más que probable tener algún momento de aburrimiento o saturación mental. El tren, en sí mismo, no ofrece muchas alternativas de entretenimiento. Básicamente, lo mejor que puedes hacer es ir al vagón panorámico a disfrutar de las vistas o acercarte al vagón restaurante para comer. Cada cuatro o cinco horas hay una parada para estirar las piernas, fumar o- incluso- poder acercarse a la tienda del pueblo. Sirven para partir la rutina, pero la mayor parte del viaje hay que contar con la monotonía del tren.
Ahí cuenta, sobre todo, cómo hayamos preparado nosotros nuestro viaje. Los mejores aliados suelen ser los libros, el ordenador y el reproductor de música. El libro electrónico supone también una gran ayuda: poco peso y mucha capacidad. Sin embargo, el ordenador es el rey y la mayor parte de los pasajeros utilizan el suyo para ver películas o jugar durante gran parte del trayecto. No hay WiFi en el tren -ni cobertura de telefonía móvil en buena parte del recorrido-, así que utilizar Internet es imposible.
Sin embargo, el hecho de tener que estar encerrado en el tren la mayor parte del tiempo y no tener muchas distracciones posibles hace que sea un lugar ideal para trabajar con productividad, al menos hasta que uno se harta y lo manda todo a paseo.
– ¿Es seguro?
Canadá es un país sumamente seguro. El tren no es una excepción. Al principio, cargaba con buena parte de mi equipaje en cada parada, pero poco a poco fui dejando cosas en el asiento sin preocuparme por nada. Por una parte, porque empiezas a ver al resto de la gente y ves quién es fiable y quién no y, por otra, por una simple cuestión práctica: ¿A dónde va a ir un posible ladrón si la práctica totalidad de las paradas están ubicadas en medio de la nada? Económicamente resulta ruinoso robar en un tren y escapar del mismo en alguna de las estaciones de mitad de camino desde las que cuesta cientos de dólares y muchas horas de viaje volver a las grandes ciudades. En la parada larga de Winnipeg, eso sí, me llevé conmigo todas mis cosas del equipaje de mano -había facturado una maleta al salir de Vancouver-.
– ¿Cómo te duchas o te cambias de ropa?
Es parte de la aventura de elegir la clase económica… No hay duchas ni lugares para cambiarte de ropa, así que básicamente acabas el recorrido hecho un cerdo.
No obstante, puedes elegir entre el pack cerdo completo o cerdo con ropa limpia. Así que, si se le echa un poco de maña y se tiene algo con lo que cubrirse un poco, uno se cambia en mitad del vagón que nadie le va a mirar raro. Si, además, completamos el aseo con un poco de desodorante (no era raro oír algún pulverizador de vez en cuando), mejor. Para los más pudorosos queda siempre el baño- sencillo, sin lujos, pero decente-.
Quien vaya en su compartimento de literas, por su parte, no tiene que preocuparse de ello. No hay mucho espacio, pero cada uno dispone de su propia ducha.
– ¿Dónde y qué comes y a qué precio?
Una de las sorpresas más agradables de la ruta fue el vagón restaurante. Los compartimentos de literas incluyen las comidas en el precio, pero no los de la clase económica, que van por carta. Dada la tradición de sablazos que tienen los medios de transporte en general para la comida, uno desconfiaba de los precios. Sin embargo, resultaron ser de los más baratos en relación calidad/precio de los que he visto en los restaurantes canadienses. Por unos 20 dólares se puede disfrutar de una cena de muy buena calidad (aunque quizá escasa en cantidad) que quedan en menos de 15 si lo hacemos para la comida.
Claro que también está la opción de aprovechar las paradas para buscar una tienda o un supermercado en el que comprar comida. En paradas más largas como en Jasper o Winnipeg, da tiempo de sobra, pero hay que reconocer que en algunas paradas más breves la comida me costó alguna carrera de vuelta al tren.
– ¿Merece la pena?
Es muy subjetivo y una experiencia muy personal.
En mi caso, sí. Desde luego. Y sería fantástico repetir en otra época del año con paisajes completamente distintos. Es un viaje de paisajes excepcionales y, también, una experiencia personal espectacular.
No obstante, es un viaje muy particular y a muchas personas les resultará una auténtica tortura.
Recomiendo no hacerlo a quien sea muy impaciente, a quien no le guste estar muchas horas en un medio de transporte, a quien no sepa soportar el cansancio físico y a quien tenga prisa por llegar a su destino.
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Hola Ruben, tu blog me parecio muy interesante, para el mes de agosto planeo realizar un viaje en tren Edmonton-Vancouver, la verdad esta ha sido la guía mas completa que he encontrado. Muchas gracias.
Hola Ruben, hasta ahora estoy planificando mi viaje a Canadá que espero hacerlo en noviembre, lo pienso hacer desde Toronto a Vancouver, estaba un poco dudoso en hacerlo en tren pero con esta completa guía lograste sacar todas mis dudas y me decidí a hacerlo por este medio, solo me queda ver si compro el pasaje ahora o me espero a ultima hora para aprovechar esos descuentos que mencionas que hacen allá. Gracias
Excelente! Espero algún día hacer el recorrido, probablemente en el pack cerdo completo, felicidades por la experiencia, el artículo despejo todas mis dudas, es poco caro viajar en este trenecito. Saludos desde Ciudad de México!!